Templo de Apolo (Siracusa)

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Las ruinas del Templo de Apolo son uno de los primeros hitos que se encuentran al entrar en Ortigia, la parte más antigua de la ciudad de Siracusa. Se trata de un ejemplo muy importante porque marca un cambio en la forma de construir templos en Sicilia, de la madera a la piedra. Todas las mañanas, excepto los domingos, se celebra el mercado más antiguo de Ortigia cerca del Templo de Apolo.

Historia del Templo de Apolo en Siracusa

El Templo de Apolo se construyó a principios del siglo VI y es el monumento dórico más antiguo de Sicilia. A lo largo de los siglos, el edificio ha sufrido varias modificaciones. Primero se convirtió en una iglesia paleocristiana, después en una mezquita árabe y finalmente en una basílica normanda. En 1537, Carlos V decidió utilizar el edificio como cantera, como parte de un proyecto más amplio de nuevas fortificaciones en Sicilia. El soberano ordenó que los bloques de piedra individuales del Templo se utilizaran para la construcción de las nuevas murallas de Ortigia. En 1562, el Templo de Apolo se incorporó a un cuartel español, junto con otros edificios, incluida la Chiesa della Madonna delle Grazie (Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias) en 1664. A principios del siglo XX, se despejaron las casas que rodeaban los restos del templo para que pudieran contemplarse más fácilmente, tal y como los vemos hoy.

Curiosidad: El viajero Dominique Vivant Denon cuenta en su Voyage en Sicile de 1788 que tuvo que pedir a un particular el acceso a su casa para poder ver parte del templo.

La arquitectura del templo

El diseño arquitectónico del Templo de Apolo se considera pionero para su época. Marcó la transición definitiva de un estilo de construcción basado en estructuras de madera a otro que utilizaba la piedra. En la construcción se utilizó una arenisca local de color amarillo intenso, llamada “pietra giurgiulena”. El templo tenía un total de 46 columnas monolíticas, seis frontales en doble fila y diecisiete laterales. Una inscripción en uno de los escalones del sótano oriental permitió atribuir el templo al culto de Apolo. El grabado reza: “Kleomede hizo para Apolo (el templo), el hijo de Knidieidas, y levantó las columnatas, hermosas obras”. La decoración original de terracota policromada, que incluye fragmentos de la sima, acroteras y algunas tejas, se expone en el Museo Paolo Orsi.

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