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El Palacio de la Zisa o Castello della Zisa, es el edificio islámico mejor conservado de Sicilia. Era la residencia de verano de los reyes normandos de Palermo. Aquí se dedicaban al descanso y al entretenimiento. El palacio también está vinculado a una leyenda muy especial: la de los demonios de la Zisa. Desde 2015 es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco como parte del itinerario ‘Palermo árabe-normanda y las iglesias catedrales de Cefalú y Monreale’.

Historia de la Zisa

La Zisa de Palermo fue residencia de verano de los reyes normandos. Su nombre procede del árabe Al-Azīz, que significa “la gloriosa” o “la espléndida”. La construcción de este suntuoso palacio comenzó en 1165 por orden de Guillermo I y fue terminada por su hijo Guillermo II entre 1165 y 1180. La Zisa estaba situada dentro del Genoardo (del árabe Jannat al-ar, “jardín” o “paraíso de la tierra”), un parque inspirado en los jardines islámicos que se extendía fuera de las murallas de la ciudad. Durante la Edad Media, el palacio se convirtió en un centro de actividad agrícola fortificado y mantuvo su aspecto hasta 1635-36, cuando fue adquirido por Giovanni de Sandoval y Platamone. El nuevo propietario decidió modificar sustancialmente el edificio. Se creó una planta más cerrando la terraza y se añadieron balcones, así como una gran escalera ceremonial en el interior. En el siglo XIX, la propiedad pasó a la familia Notarbartolo, que instaló tabiques y más pisos. En 1955, la Región de Sicilia compró la Zisa y la restauró.

Arquitectura del Palacio de la Zisa

El castillo de la Zisa tiene planta rectangular y se distribuye en tres pisos. Los graciosos diseños geométricos característicos del arte fatimita también son evidentes en la estructura del palacio. La parte central alberga dos salas de estado, la Sala de la Fuente y la Sala del Belvedere, mientras que las dos alas laterales contienen los aposentos privados del rey. La fachada principal de la Zisa está orientada al noreste, con el fin de aprovechar la brisa marina para refrescar los salones del palacio. Encima de la puerta principal se puede ver el escudo de armas de la familia Sandoval. Las almenas de la parte superior, que hacen que el edificio parezca un castillo, se añadieron entre los siglos XIV y XV. A la derecha del palacio, sin embargo, pueden verse los restos de una casa de baños romana o árabe, que fue adaptada en el siglo XII.

La Sala della Fontana (Sala de la Fuente)

Sala de la Fuente del Palacio de la Zisa
Sala de la Fuente del Palacio de la Zisa

La Sala della Fontana es sin duda la estancia más fascinante del Castello della Zisa. En ella se pueden identificar varios elementos arquitectónicos típicamente islámicos. La sala es una representación simbólica de un salsabil, es decir, un entorno noble en el que la presencia de una fuente recuerda uno de los cursos de agua del paraíso islámico. Las paredes están revestidas de mármol y presentan nichos y pequeñas columnas. El agua brotaba del muro sobre una losa inclinada en zigzag llamada sardiwan, y de ahí corría a un canalón que divide la sala en dos partes y luego al estanque exterior. En el muro de la fuente también hay mosaicos con arqueros y animales que recuerdan algunas de las escenas representadas también en la Capilla Palatina. El techo, por su parte, presenta maravillosas bóvedas de estalactitas, un elemento habitual del arte árabe llamado “mocárabes”.

La leyenda de los Diablos de Zisa

El fresco con los Diablos de Zisa
El fresco con los “Diablos de Zisa”

La entrada a la Sala della Fontana está precedida por un arco barroco con frescos que representan criaturas y deidades de la mitología romana. Estas pinturas, que datan de la época en que el palacio era propiedad de la familia Sandoval, están relacionadas con una leyenda popular. Las figuras representadas son en realidad diablos que protegen un tesoro de monedas de oro en el interior del palacio. Se dice que dos jóvenes amantes, Azel Comel, hijo de un sultán, y El-Aziz, hija de un emir, lo escondieron dentro de la Zisa. Los dos huyeron de casa porque el padre de ella se oponía a su relación, pero antes de escapar robaron una gran fortuna al sultán. Cuando llegaron a Palermo, mandaron construir el Palazzo della Zisa para poder disfrutar por fin de estar juntos. Sin embargo, cuando El-Aziz se enteró de que su madre se había suicidado tras su huida, se quitó la vida. Azel Comel, enloquecido por la pérdida de su amada, decidió arrojarse al mar, no sin antes esconder el tesoro en el interior del palacio. La leyenda también cuenta que cualquiera que intente contar el número exacto de Diablos de Zisa fracasará. Esto se debe a que comenzarán a moverse y a entremezclarse. Además, si el día de la Anunciación (25 de marzo) se mira fijamente a los Diablos durante demasiado tiempo, empezarán a mover la cola o a torcer la boca.

Museo de Arte Islámico

El Castello della Zisa también alberga el Museo de Arte Islámico de Palermo. Reúne arte de los siglos IX y XII procedente de Sicilia y varios países mediterráneos. Destacan diversos utensilios y ornamentos de latón, oro y plata y mashrabiyya de madera. Se trata de dispositivos naturales de ventilación forzada típicos de la arquitectura árabe, que se utilizaban para refrescar las habitaciones. También es interesante una lápida funeraria de 1149 con inscripciones en cuatro idiomas: hebreo, latín, griego bizantino y árabe, lo que demuestra la multietnicidad de la Palermo medieval.

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